Como
a toda persona sensible, me preocupan los problemas de nuestra sociedad.
Problemas que en muchas ocasiones conocemos a través de los medios de
comunicación. Esta semana, el tema de moda son las sociedades
offshore,
muy vinculadas a los paraísos fiscales. En primer lugar tenemos que saber que
son exactamente estos dos eufemismos.
Existen
unos 73 paraísos fiscales alrededor de todo el mundo. Los paraísos
fiscales son territorios cuyos sistemas tributarios
favorecen, de manera especial, a sus no residentes, tanto personas físicas como
entidades jurídicas. Ofrecen secreto bancario, y no poseen normas de control de
movimientos de capitales (origen o destino). Esto permite el blanqueo de dinero
y reciclaje de capitales.
Sociedad “Offshore”
significa fuera de la costa, pero en términos legales se
refiere a empresas o sociedades constituidas fuera del país de residencia, en
regiones donde la tributación es de un 0%. Las empresas offshore se crean en
paraísos fiscales para evitar pagar impuestos.
Pues bien, estos días, no paran de salir a la
palestra los nombres de conocidos personajes públicos relacionados con este tipo de empresas
offshore. Ninguno de ellos puede negar que constituyeron esas sociedades,
porque sus nombres están ahí, pero parece que todos se justifican de alguna manera. Algunos nos quieren hacer creer que
están muy avergonzados, o arrepentidos, o que aquel día en que un prestigioso
bufete de abogados les ofreció la creación de esta sociedad offshore y su
inscripción en un paraíso fiscal a más de 1000 kilómetros de sus negocios, los
pobrecillos no sabían exactamente qué era lo que firmaban. Es más, algunos
hasta se defienden antes de ser acusados.
A mí me parece “curioso” que personas de
tanto éxito personal y profesional tengan estos “despistes” en sus cuentas y sus
inversiones.
Ironías aparte, lo cierto es que esta indignante actividad
está extendida por todo el mundo, y que los protagonistas son personas con
importante poder económico, político y social. No son niños inocentes. Las
sociedades se crean por un motivo y por un interés concreto. Lo peor de todo es
que el secretismo de estos paraísos
permite la realización de los más vergonzosos negocios de la humanidad y la financiación
de las más aberrantes actividades económicas.
Y yo me pregunto, ¿Cuándo empezaron a crearse estos
paraísos fiscales?, ¿Por qué los Estados las autorizan?, ¿Quiénes las apoyan?, ¿Quiénes
se benefician?, ¿Cuáles son los verdaderos intereses?, ¿Qué es lo que
protegen?, y en definitiva, ¿Por qué
existen?
Los medios de comunicación “marean la perdiz” sacando a
escena los nombres de personas conocidas o populares, que simplemente sirven
para el cotilleo colectivo, pero lo verdaderamente preocupante son las miles de
empresas anónimas y los negocios que se manejan en estas sociedades offshore.
Lo dejo en el aire…Dime qué opinas, deja tu comentario.
Gracias.